domingo, 15 de junio de 2014

El tiempo pasaba

El tiempo pasaba con una lentitud punzante. Los últimos rayos del sol me acariciaban las mejillas. Me arrope en mi abrigo, tratando de evitar que las olas de agua no me mojaran. Era invierno y el levante soplaba con fuerza, mucha fuerza. Cualquiera que me hubiera visto habría pensado que estaba simplemente disfrutando de una bella puesta de sol, aunque nada más lejos de la realidad. Estaba recordando mi pasado. Y no era consciente de de la bravura de este mar gaditano, un mar que me cegaba a través de los rayos de sol. A lo largo de mi vida, había visitado bastantes playas, pero ninguna como las del litoral gaditano. Esa Bahía, entrante de mar en la costa gaditana. Pasear por Cádiz es algo sin igual, sus gentes, sus tabernas toda ella es una inspiración. Los ocasos impresionan cuando al atardecer el sol refleja sus rayos en sus aguas los enamorados parece que estuvieran ensimismados con esa estampa. Una ola, me despertó de mi sueño y continúe mi marcha hasta la playa la Victoria, donde me alojaba.

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