martes, 6 de diciembre de 2016

¡Abuelo, que bonito!

¡Abuelo, que bonito! Día seis de diciembre d 2016, a simple vista un día cualquiera. El día antes le digo a mi esposa que porque no nos vamos a pasear por el Gandul y que invitaremos a mi hijo mayor. Mi intención no era otra nada manas que la de poder sacar a mi nieto para que disfrutara de la naturaleza. Llega el día y este viene pasando entre tomillo, romero eucaliptus, espárragos, arado fresco y olor a oveja. Como ruido, solo la llamada de las óvelas, el canto del ruiseñor y el correr de algún conejo o liebre Entre olores a tomillo o Romero, fue pasando el tiempo. El día se iba cayendo. Hay quien pide a Dios por una larga vida. Yo soy más egoísta y solo pido para mí el, poder disfrutar de los míos. “El tiempo, no importa”. He disfrutado con mi nieto Adrián, mientras su pudre u su abuela intentaban coger algún esparrago, él y yo hablábamos con su media lengua de cuatro años. Adrián soy tu abuelo, te quiero, abrazarte para mí es vida. Esa frase, ¡Abuelo, que bonito!, es muy importante para mí.